Buenos Aires.- Los efectos de la contractiva política monetaria del Banco Central volvieron a manifestarse en julio en una nueva desaceleración de la suba de los precios, del 4,3% en mayo pasó a 3,1% en junio y 2% el mes último.
La merma del ritmo inflacionario ya había sido anticipada por el informe de la Inflación Congreso que midió para julio un aumento de 2,4%, cuatro décimas más que la que detecó el Indec, y también el Gobierno de la Ciudad, en ese caso arrojó un alza de 2,2% por ciento.
Y menor aún fue la denominada «inflación núcleo» o «subyacente», que es la mide la variación del conjunto de precios al consumidor no afectados por fenómenos estacionales, como por regulaciones y controles oficiales, con 1,9 por ciento.
Cabe señalar que la pérdida de fuerza del ritmo de alza de precios en el nivel general tuvo lugar pese a que los aceites volvieron a sobresalir con un encarecimiento de más de 20% en comparación con el nivel de junio, porque el acuerdo que el Gobierno que selló con la industria aceitera para limitar las subas tuvo lugar en la última semana de julio.
De ahí que se afirman las expectativas que manejan los técnicos del Banco Central, de las cuales se hacen eco el gabinete de ministros, de consolidar en los próximos meses un aumento en torno a 1,5 por ciento.
