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Por el politólogo Santiago Montorfano

Más cerca del caótico arte dionisíaco que de la definida nitidez apolínea, el cuadro político electoral de la Ciudad de Neuquén se niega todavía a las pretensiones predictivas de cualquier ciencia.  No menos de diez voluntarios/as se ofrecen serviciales para conducir la Municipalidad durante los próximos cuatro complicados años.  El trasfondo socio-económico regional, reporta un marcado contraste entre expectativas de despegue sin precedentes y la realidad concreta, por ahora, bastante poco parecida a la Belle Époque. En esa conjunción de realidad y optimismo, el/la próximo/a intendente/a deberá administrar la ya irreversible metamorfosis que hará de la Ciudad, la capital de la zona metropolitana más importante de la Patagonia.  Menudo desafío.  Para quienes se le animan, el primer paso es conseguir que los/as neuquinos/as se animen a votarlos/as.

La fórmula creada por Victor D´Hondt que ofrece premio consuelo a las minorías, la ausencia de “umbral electoral”,  y las propias  pretensiones de los/as candidatos/as, promueven una atomización del sistema de partidos que ni la más quirúrgica intervención de las colectoras parece poder recomponer.   Si la oferta electoral es diversa, las preferencias del electorado fluctúan elección tras elección y el “voto volátil”  erosiona el piso de los partidos tradicionales tal como “el agua blanda acaba con la piedra dura”.  En este esquema, el escenario parece cada día más lejos de una polarización que aún se observa  borrosa  detrás de latentes internas, renuncias, y arduas negociaciones entre fuerzas cada vez más amigas de las posibilidades que ofrece el río revuelto.

Tecnicismos al margen, el paisaje ofrece alternativas para todos los gustos. Mientras el oficialismo Municipal pretende retomar la iniciativa a través de la gestión, gana tiempo con la enigmática  fecha de los comicios y atiende su propia situación doméstica, todo parece reducirse allí a la manoseada pregunta por la candidatura del tres veces Intendente Horacio “Pechi Quiroga.  ¿Con Pechi o sin Pechi? repreguntan todos los candidatos cuando se les indaga sobre el panorama local.  Más o menos distractivas, el tiempo lo dirá, las candidaturas del Jefe de Gabinete Marcelo Bermúdez y  del Secretario de Servicios Urbanos Sergio Sanfilippo, danzan en medios y redes sociales. 

El Movimiento Popular Neuquino atraviesa su vieja y acostumbrada tensión pre-electoral.  Entre las cenizas que el Gobierno Provincial combate sin descanso, algunos observan con agrado honrar  la ya monopólica vocación abierta y democrática del partido con una amplia convocatoria a elecciones internas.  En esa línea, la Ministra de Gobierno  Zulma Reina aparenta contar con el respaldo de amplios sectores del abultado padrón partidario.  Sin embargo, aún no descartan un gran acuerdo que podría derivar en la candidatura de la ya mencionada u otros, como el actual Concejal  y Diputado electo Pablo Bongiovani, cuya fortaleza más marcada estaría fuera de aquel mismo padrón.  Por qué no decirlo, hay quienes más afines al frontal Maquiavelo que al tierno Tomás Moro, persiguen una polémica e inconfesable línea de acción: dejar la Ciudad en manos de fuerzas ajenas al partido provincial.   La ausencia de adversarios externos suele parir divisiones internas.

Quizá consciente de que el elector vota cada vez más a la persona que al partido, el actual Concejal Gastón Contardi, se alejó de los pre-digitados mecanismos internos de la Unión Cívica Radical y lanzó su candidatura por una fuerza recién nacida: Confluencia por Neuquén.  Aunque algunos sectores especulan con un nuevo acercamiento entre Contardi y el actual Intendente, la contundencia de los hechos revela lo contrario.  El trabajo legislativo, caminatas y reuniones con vecinos, parecen ocupar hoy  la mayor parte del tiempo de este nuevo espacio más concentrado en adherir ciudadanos que dirigentes.  Todo ello, no sin la participación activa de políticos/as de probada trayectoria como Néstor “Chango Burgos” y la Concejala mandato cumplido Marta Búffolo entre otros.  La Confluencia, aseguran, remite al aporte de actores diversos que desembocan en un mismo objetivo: el sillón de Argentina y Roca.

Libres del  Sur, que ya no necesita ser presentado, trabaja rumbo a la Intendencia tras la figura de la Concejala Mercedes Lamarca.  Decidida y alentada por los crecientes resultados electorales obtenidos, Mercedes rechaza invitaciones a pleitos internos  al tiempo que invita a los afines a un proyecto que ya tiene conducción.  Mezcla de estrategia y convicciones, todo invita a suponer que en los mentores de campaña  sobrevuela la idea de un probado método: crecer en las encuestas y seducir al arco opositor mediante una sutil pero seductora indiferencia.

A esta altura el lector debe esperar ya un redondeo.  Hacia allá vamos, no sin antes mencionar que el arco opositor se completa con los aún incógnitos partidos: Justicialista, Frente y la Participación, CC-ARI, y UNE.  De ellos solo puede predecirse  que enfrentarán al actual oficialismo, aunque esa frontera es más porosa para algunos que para otros.

Con no menos de diez autoproclamados proyectos de gobierno municipal, ir mucho más allá de simples especulaciones, sería pedirle Fé a la Razón y certezas al futuro.  No podemos más que confiar en algunas constantes que la práctica política contemporánea puede trocar por variables.  “Lo único que permanece es el cambio” dejó escrito Heráclito de Éfeso.  Internas, acuerdos, traiciones, pragmatismo y convicción, todo puede pasar en un congestionado camino  en el cual, todos los/as conductores/as coinciden en algo: quieren llegar primeros.