El papa Francisco se refirió así a su relación con la política argentina: «Lo tengo que decir, a veces yo me he sentido usado por la política del país. Políticos argentinos que pedían audiencia».Pero no es la primera vez que Francisco manifiesta su malestar con algunos políticos que van al Vaticano a buscar la foto. Meses atrás, en una entrevista concedida a la periodista de La Nación Elisabetta Piqué, había dicho que iba a dejar de recibir a los dirigentes que viajan para buscar rédito político de la imagen del obispo de Roma.
A pesar de estas declaraciones y a dos años de asumir como Papa, brindó un extenso reportaje a la cadena mexicana de televisión Televisa. Allí una vez más repasó la polémica por la frase que generó el enojo de los aztecas cuando habló de la «mexicanización de la Argentina». El Pontífice explicó que un amigo suyo, el legislador porteño Gustavo Vera, le había enviado un mail manifestando su preocupación por el avance de las mafias del narcotráfico. Como respuesta a ese escrito, Francisco utilizó el término «mexicanización». que generó algún malestar diplomático del gobierno de Enrique Peña Nieto.
«Evidentemente que es un término, permítaseme la palabra, técnico. No tiene nada que ver ya con la dignidad de México. Como cuando hablamos de la balcanización, ni los serbios, ni los macedonios, ni los croatas se nos enojan», sostuvo Francisco. Y agregó » levantó pólvora, pero la mayoría del pueblo mexicano no se sintió ofendido por eso. Lo cual me alegra. Para mí habría sido un gran dolor que se interpretara de esa manera», agregó.
Por otro lado, Francisco bromeó con respeto a la personalidad de los argentinos. Los calificó como «engreídos» e hizo una broma que despertó algunas risas en su entrevistadora. «¿Usted sabe cómo se suicida un argentino? Se sube arriba de su ego y se tira para abajo», repasó. Más allá del chiste, el Papa dejó una frase que podría tener varios destinatarios en su país natal: «Los argentinos cuando vieron un Papa argentino se olvidaron de todos los que estaban a favor o en contra de él. Y los argentinos no somos humildes, somos muy engreídos».