El papa Francisco habló en las Naciones Unidas y fue ovacionado

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Nueva York, Estados Unidos.- El Papa Francisco llegó a la sede de Naciones Unidas y le habló a sus trabajadores. Utilizó su clásico “recen por mí” y recibió toda clase de elogios por parte de ellos en español. El Sumo Pontífice fue recibido por el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon, su esposa y un grupo de niños que le entregaron unas flores

Ya en la Asamblea, recordó el reconocimiento de todos los Papas anteriores a la organización. Dijo que es “una respuesta imprescindible ante el poder en ciertas manos es capaz de cometer atrocidades”. Por ello, reafirmó la importancia que la Iglesia católica concede a la institución.

Reconoció logros de la organización y puntualizó que aún son muchos de los problemas no resueltos pero que si hubiese faltado toda esta actividad internacional la humanidad podría no haber sobrevivido al uso descontrolado de sus potencialidades.

“Rindo pues homenaje a todos los hombres y mujeres que han servido leal y sacrificadamente a la humanidad en estos 70 años y quiero recordar hoy a los que han dado su vida por la paz de sus pueblos”, dijo.

«Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que lejos de promover el progreso someten a los poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia», dijo en uno de sus contundentes mensajes.

El Papa también dio fuertes definiciones sobre el concepto de poder. «La justicia es un requisito indispensable para obtener el ideal de la fraternidad universal. La limitación del poder es una idea implícita en el concepto de Derecho, dar a cada uno lo suyo, siguiendo la definición clásica de justicia», explicó, ante un auditorio atento, que lo interrumpía con sus aplausos.

Recordó además las palabras del papa Pablo VI y ante el aplauso recitó al Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera, que si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”.  Finalizó con una bendición para todos los presentes. Fue ovacionado de pie.

Se trata de la quinta visita de un papa a la sede de Naciones Unidas, luego de las de Pablo VI en 1965, Juan Pablo II en 1979 y 1995 y Benedicto XVI en 2008. En su primer discurso en la ONU, el papa habló en español y marcó el tono antes de la cumbre sobre el desarrollo que se abrió inmediatamente después.