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No hay caso. Gran parte de la dirigencia política neuquina se lleva muy mal con los logros de otros o las buenas noticias para todos y todas.
Sucedió en otras épocas y aconteció el último fin de semana, nuevamente.

El sábado pasado el gobernador de la provincia, Jorge Sapag, anunció que «la presidenta Cristina Fernández el próximo mes de junio firmará el acuerdo de financiamiento de la obra Chihuido I junto al gobierno ruso».

El mandatario hizo el anuncio con mucha cautela pero resaltando la importancia del acontecimiento.

Chihuido I fue proyectada, hace 54 años, por técnicos de la ex estatal Agua y Energía Eléctrica. Los hermanos Sapag, Jorge Augusto y Elías «Gringo» retomaron aquel proyecto cuando amanecía el año 2007. Lo que no se pudo en 5 décadas está a punto de coronarse con éxito en pocos meses más. Parece ser que lo anunciado por el gobernador no es importante para el resto de la dirigencia política.

Para ser más claro. En campaña electoral no es grato que los adversarios saluden y hasta feliciten públicamente el acierto del contendiente.
Así estamos. No hay madurez.
La mezquindad y la ignorancia son la moneda corriente en una importante mayoría de nuestros exponentes políticos.

Sucedió con el desarrollo del polo vitivinícola del corredor Añelo-San Patricio del Chañar y ocurrió esta semana con la novedad sobre la postergada represa hidroeléctrica.

Pasaron 72 horas del anuncio realizado por Sapag y ningún dirigente opositor se prendió a la buena nueva del mandatario.

Chihuido I se convirtió en una muy mala noticia para los cultores de escepticismo neuquino.
Aquellos que hicieron «mutis por el foro» quizás ignoren que la construcción del complejo hidroeléctrico Chihuido I demandará una inversión de mas de 1.840 millones de dólares, y que será financiada en un 85 por ciento por el Estado ruso.

Seguramente también deben ignorar que el complejo Chihuido I contará con una represa y una central hidroeléctrica. Que se erigirá sobre el río Neuquén y tendrá un plazo de ejecución de cinco años. Tampoco deben saber que la central generará alrededor de 637 megavatios hora una vez concluidas las obras y que además permitirán regular las crecidas del río y abastecer a la región con agua para consumo, riego y uso industrial.

La obra, durante su ejecución, generará 2000 empleos directos y otros tantos indirectos.

A pesar de todo lo enumerado pareciera que la novedad no es grata. Al menos en tiempo de campaña.
Una gran pena.