Bolivia.- El próximo domingo, el país de la altura votará si Evo Morales puede ser reelecto como presidente. Sin dudas es un antes y un después en la vida política y democrática de Bolivia, y como siempre existen voces en contra y a favor de dicho cambio.
Pero el problema no está en las voces en contra, el problema para Morales es su vida privada. Hace días atrás, el propio presidente boliviano habló de una relación clandestina con una mujer y que de dicha relación habría un hijo oculto que lamentablemente no vive.
Se sabe entonces de los amores prohibidos de Morales, pero la situación e imagen política del presidente boliviano es cada vez peor porque en las últimas horas se descubrió un posible caso de corrupción que tiene a Morales como principal protagonista.
Gabriela Zapata, quien fue señalada como la última relación de Morales, en poco tiempo se convirtió en una importante empresaria. Entre 2009 y 2013 existieron convenios cuando Zapata era directiva de una empresa China en Bolivia para la puesta en marcha de una planta azucarera, la construcción de carreteras y la compra de máquinas perforadoras para la petrolera estatal, entre otros negocios. Todos estos negocios suman 573.601.513 millones de dólares.
Las acusaciones recaen ahora Morales y Zapata y las dudas persisten. Tráfico de influencias, distracción del dinero y corrupción política, problemas realmente serios para un presidente que desea ser reelecto.