
Esta semana la Cámara de Diputados de la Nación aprobó una ley que establece una recomposición a las jubilaciones. Salió con fórceps porque fue difícil conseguir el quórum y luego el debate se tornó hasta violento e irrespetuoso por momentos.
En la misma sesión, y con los mismos obstáculos, también se aprobó la declaración de la emergencia en discapacidad.
Ambos expedientes deben pasar ahora por el Senado, sin embargo, el gobierno nacional ya anunció que los va a vetar.
Viejos y discapacitados; dos de los sectores más vulnerables de cualquier entramado social. Dos colectivos que sobreviven con ingresos por debajo de la línea de la indigencia.
¿Antes estaban bien? ¿Los gobiernos anteriores resolvieron la situación con ingresos dignos? La respuesta es no. Pero que el árbol no nos tape que bosque. Odiar al kirchnerismo, repudiar al macrismo, detestar al peronismo; no tiene que ser motivo suficiente para bancar a este gobierno a cualquier precio.
Pido empatía; pensar un poquito antes de opinar. Ponerse en los zapatos de quienes con 70, 80 o más años no pueden comprar remedios, ni pagar alquiler, ni comer dignamente. Ponerse en los zapatos de las familias que necesitan terapias, medicación, atención especializada para algún integrante con discapacidad.
Vivimos en una sociedad violenta, del sálvese quien pueda. Yo apelo a la empatía, a la sensibilidad; por el otro y por la otra; y además porque algún día podés ser vos.