Aluminé: La fuerza del río se escucha

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Lago Ruca Choroy.

El Panamericano de Rafting fue la excusa para que esta comunicadora conozca la localidad de Aluminé. Pero no sólo el pueblo brilló, el río también dio que hablar.

Caminando por las calles de Aluminé, los vecinos te dicen con orgullo que la fuerza del río se escucha desde cualquier punto de la localidad. Algunos se arriesgaron a decir que se puede oír apenas se ingresa por la ruta principal.

A mi criterio, era sólo orgullo de los locales. Pero la noche cayó y con ella llegó el sonido ensordecedor del caudal. Es verdad, la fuerza se escucha. Ya la había visto por la mañana cuando presencié las semifinales del torneo panamericano, pero es distinta la sensación de escucharla.

Los lugareños no se imaginan viviendo en otro sitio, y es más, varios volvieron tras permanecer algún tiempo en Villa Pehuenia. «Pehuenia tiene el paisaje, pero Aluminé tiene todo lo que necesito», me dijeron.

El río Aluminé pretende hacerse fuerte en los deportes acuáticos y extremos, y no hay dudas de que va por buen camino. Deberá seguir su curso y llegará adonde quiere llegar.

La localidad todavía tiene los rasgos de un pueblo. La gente se conoce entre si y atienden al visitante con simpleza y respeto. El turista puede comer una excelente trucha rellena con salsa de hongos y piñones, o también tomar mates en la plaza o el camping. Un detalle: el agua no se cobra, y no hay discusión.

La Cuesta del Rahue

Quienes conocen el lugar sabrán de lo que hablo, pero para esta reportera fue demasiada grandeza. Con una ruta de piedra y algo más de tierra, se puede observar lo alto y magnifico que es el suelo neuquino.

Los viajeros tienen una visita obligatoria y aunque cueste, la Cuesta vale la pena. Ya sea por sus colores, los caminos, el viento y la neuquinidad que se percibe.

En la cima espera el espectáculo más hermoso y hasta se puede escuchar la voz de don Berbel cantando.

Ruca Choroy

Si la carpa y la naturaleza viva es lo suyo, no dude en visitar este paraje. Alejado de la civilización y cerca de la Pachamama, el lugar invita a conectarse con lo más profundo del ser.

Sentada a la orilla del lago, logré entender la frase ‘cerca de Dios y del follaje’ de la canción Piñonero. El viento te hace volar hacía otro lugar y allí no hay tiempo ni obligaciones, sólo hay agua y aire de cordillera.

Probablemente sea un lugar donde está bueno perderse, y hasta por momentos con ganas de no volver. Perderse allí será una gran satisfacción.

Alejandra Barros.