Ropa inteligente: Tecnología y moda

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Por Paula Pedraza – Columnista de divulgación científica del programa Amanece Que No Es Poco – Radio Del Plata (101.3).

Desde que los primeros humanos empezaron a perder el pelo se hizo necesario recurrir a la ropa. Y este concepto sufrió a lo largo de la historia de la humanidad muchos cambios, no sólo en la estética sino también en los materiales. Uno de los primeros hitos lo podemos situar en el tránsito del uso pieles de animales a los tejidos vegetales y al hilado de lanas de origen animal,  es decir, la conquista del algodón, del lino, de las lanas de oveja, de la seda, etc. Sumado esto al desarrollo de la tecnología necesaria para su procesamiento, que tiene su pico con la revolución industrial.

Otra de las innovaciones fundamentales fue la incorporación del nylon, la primera fibra textil sintética, alrededor de 1935. Y luego a mediados de los 80 llegaron las microfibras, constituyendo una revolución a nivel de la industria textil. Y desde entonces, no se ha detenido.

Hoy las innovaciones transitan por dos carriles principales: la nanotecnología y la microelectrónica. En este sentido, los primeros desarrollos se ubican a principios de este siglo y hoy tenemos muchos productos en el mercado de la llamada ropa inteligente o smart chothes.

Ya no sorprende mucho -en especial entre quienes hacer actividades deportivas- alguna ropa como por ejemplo: antimicrobiana que no permiten desarrollar olor a transpiración, con filtros UV que protege de los rayos solares, con luminiscencia para seguridad, también la que mantiene la temperatura corporal o los materiales que respiran, es decir que son impermeables al agua pero permeables para eliminar la transpiración. Entre otras prendas ya incorporadas a la vida urbana.

Pero dentro de las líneas de desarrollo –la nanotecnología y la microelectrónica- hay algunas innovaciones que nos van a sorprender y a cambiar el concepto que hoy concebimos como ropa.

En este sentido, la nanotecnología permite la manipulación de las fibras a nivel microscópico y también la incorporación de otros materiales integrados a la fibra. La incorporación de sustancias otorga a los tejidos propiedades increíbles, y así obtener, por ejemplo, ropa con repelente para insectos. En este caso, la nanotecnología permite que el tejido incorpore los repelentes y los retenga. El efecto tiene una duración de 25 lavados. Esto no sólo es útil para quienes hacen vida al aire libre, sino que ha sido utilizada con éxito en lugares donde los vectores de algunas enfermedades son mosquitos, por ejemplo en la propagación del llamado virus del Nilo.

También encontramos ropa con propiedades bactericidas que podría reducir la tasa de infecciones producidas por bacterias, hongos y microbios, y frenaría la propagación de ácaros -algo muy esperado por quienes sufren de asma. Estos hilados ya se utilizan con éxito en prendas como ropa  interior y uniformes hospitalarios.

Otra buena noticia llega de la mano de la nanotecnología, la ropa que suministra cosméticos al cuerpo, por ejemplo, los jeans adelgazantes. Wrangler lanzó una línea que incorpora al denim principios activos encapsulados. Se trata de una mezcla de cafeína y retinol, y al ser un pantalón ajustado, el contenido de las cápsulas se libera al contacto con la piel, para realizar una reacción anticelulítica. En la misma línea se encuentran los guantes hidratantes: a los que se incorporó aceite de hinojo y manteca de karité.

Combinada con la nanotecnología tecnología, la microlectrónica ofrece productos fabulosos, por ejemplo, ya se están probando estas prendas con sensores que monitorean las funciones vitales. En este sentido, se trabaja en dos líneas: sensores físicos, capaces de medir la temperatura corporal, el ritmo cardíaco o la presión sanguínea, y también en sensores químicos que puedan por ejemplo medir el ph, el sodio o el potasio de una persona y enviar esos datos a un médico o al propio usuario a través de una computadora o un teléfono celular, dando una señal de alarma; o directamente administrar una medicación establecida. Esto sería muy útil para quienes sufren enfermedades crónicas como diabetes o fibrosis quística, o para cualquiera que quiera controlar su metabolismo o la cicatrización de una herida, por ejemplo.

Otra gran novedad en este campo ha sido el lanzamiento de un pijama para bebés desarrollado por una firma belga junto a la Universidad de Bruselas, que permite prevenir el síndrome de la muerte súbita del lactante gracias a unos chips situados en la tela en el nivel del pecho y del estómago del niño. Estos chips monitorean las funciones vitales del bebé y mandan señales por wifi a los celulares de los padres.

También para niños, ya encontramos chalecos que, dotados con una navegador satelital GPS, permiten conocer con exactitud la ubicación geográfica en la que se encuentra cualquier persona.

Pensando en la comodidad y la seguridad, hay camperas con auriculares incorporados que tienen comandos para el iPod, celulares o mp3 incorporados a los puños que permiten controlar sus funciones sin sacarlos del bolsillo..

Pero el calzado no se queda atrás, ya se cuenta con zapatillas fabricadas con fibras inteligentes que se adaptan a la forma del pie, y modifican la tensión y la sujeción a medida que van monitoreando el rendimiento durante el ejercicio físico. También hay zapatillas capaces de conectarse en forma directa con los celulares, y así envían la información sobre la performance del deportista a través de wifi. Menos técnicas -pero muy simpáticas- son las zapatillas que cambian de color a medida que el corredor recorre distancias.

Pero también la tecnología llegó a la moda y ya no solo desde una perspectiva funcional,  y así encontramos por ejemplo, la diseñadora Kristin Neidlinger creó el «sweter del humor», fabricado con un tejido que cambia de color de acuerdo a las emociones de quién lo lleva puesto: se pone verde cuanto estás tranquilo, azul cuando estás relajado, morado cuando estás emocionado o excitado, rojo cuando estás nervioso y amarillo cuando estás feliz o de muy buen humor.

También encontramos prendas que cambian de color de acuerdo a las condiciones climáticas o a la proximidad de otra persona, ya que están dotadas de sensores que reaccionan ante las funciones vitales de otro ser vivo. Con la incorporación de sensores de movimiento encontramos remeras que activan gráficos con el movimiento, al bailar, por ejemplo.

Hoy, los investigadores señalan que el futuro incorporará a estas dos líneas la tecnología genética. Por ejemplo, ya se está trabajando en cabras modificadas genéticamente a las que se incorporó un gen de araña que permite producir lana de cabra ultrarresistente.

En cambio, en la parte estética, los científicos creen que tendrá mucho éxito la ropa que cambia de colores o exhibe dibujos que se bajan del Internet para cambiar el estilo y diseño de la prenda. «Esto será lo normal en el futuro, se usarán los sistemas interactivos de comunicación personal al nivel que hoy se usa una computadora en el hogar o el trabajo», señalan.

Muchas de estas innovaciones que hace unos años parecerían sacadas del cine de ciencia ficción, ya están aquí. En definitiva, como dicen Los Redonditos de Ricota: el futuro llegó hace rato.