El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, brindó esta mañana su último discurso de apertura de sesiones ordinarias en la Legislatura porteña y aseguró que con su equipo “estamos listos para nuevos y más grandes desafíos”, en un claro mensaje de aspiración hacia la presidencia de la Argentina.
En un mensaje con un fuerte tono de despedida y que unos 30 minutos, el jefe de Gobierno porteño hizo un balance de los ocho años de su gestión: «Hemos tenido grandes aciertos, pero también nos hemos equivocado. Humildad es tener el coraje de corregirlos. Eso nos hace crecer como equipo y como sociedad», afirmó.
«Tengo como una mezcla de sentimientos, por un lado, la alegría de que con todos estos años de trabajo alcanzamos la mayoría de las metas y objetivos que nos habíamos propuesto, pero también como una nostalgia adelantada, un sentimiento de perdida. Tomamos conciencia de que empezamos a recorrer los últimos pasos de una etapa maravillosa para mi, el equipo y los vecinos de Buenos Aires», explicó.
Sin hacer críticas directas, ni mencionar a opositores, el discurso estuvo repleto de definiciones que, por contraste, intentaron marcar una diferencia con la agenda política del kirchnerismo: «pudimos establecer consensos», «corregir nuestros errores», «gobernar es decir la verdad», «no somos dueños de la verdad», «el Estado tiene que estar al servicio de la gente y no de los intereses de la política», «nada de lo que hemos hecho ha sido sin pensar en el largo plazo».
“Quiero decirles a todos ustedes gracias. Gracias por dialogar”, insistió Macri.
“Y les quiero pedir que no bajemos los brazos, que sigamos trabajando ya que tenemos una democracia viva y que crece”, reflexionó el jefe de Gobierno porteño.
“Juntos, codo a codo, por la Argentina que nos merecemos”, concluyó.