La terminal que quedó grande

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 Por Nieves Villanueva

Cuando se ideó la ETON, hace más de 17 años, se proyectaba una ciudad cada vez más grande, con más demanda de pasajeros y de servicios. Nadie imaginaba que una pandemia dejaría a esa mole desierta, que los comercios cerrarían y los servicios de transporte bajarían a la mitad.
La concesión a Parada Liniers, la empresa que administra la terminal, terminaba en el 2020 y se extendió por dos años. Esa prórroga vence en agosto de este año.
Con ese vencimiento en el horizonte, desde la municipalidad pretenden potenciar un recurso que, aseguran, está desperdiciado. De 300 servicios diarios antes de la pandemia hoy llegan apenas a 170. El subsidio mensual que aporta es de casi 5 millones de pesos además del alquiler que pagan por las oficinas donde prestan servicios y funcionan algunas dependencias por el que aportan casi 800 mil pesos más.
Es urgente que esta inversión vuelva a ser sustentable y rentable. Con ese objetivo están elaborando los pliegos de licitación para que antes de la fecha límite se pueda abrir el llamado. Parada Liniers ya anticipó que se presentará al concurso.
Una de las alternativas que se barajan es desarrollar un centro de logística de encomiendas donde estaba el patio de comidas para brindar un servicio útil y necesario y, de paso, sacar de pleno centro el local donde se generan grandes concentraciones de gente buscando y enviando encomiendas.
Contrarreloj los equipo técnicos municipales trabajan en estos pliegos mientras deben elaborar también las condiciones para el servicio de transporte público de pasajeros y esperan la aprobación del contrato firmado con el EPAS.