Buenos Aires.- Parece que Independiente se siente más cómodo como visitante que de local. Si bien tenía un comienzo complicado en esa condición, ya que debía viajar a Rosario, allí sacó chapa de candidato y ganó bien por 3 a 2. Y ahora la víctima fue Quilmes, quien cayó en su cancha por 2 a 1.
El Rojo, que se había ido silbado por su gente el último fin de semana en el empate ante Sarmiento de Junín, volvió a demostrar que tiene con qué para pelear este campeonato. Mostró un buen nivel y pasó por arriba al Cervecero, que estuvo lejos del rendimiento que tuvo en el empate en el Monumental ante River en la fecha pasada.
El equipo de Almirón manejó el encuentro en todo momento y generó peligro en el arco de Assman en varias ocasiones, especialmente a través de Albertengo, Pisano y de un Mancuello que fue determinante. En cambio, los de Falcioni no pudieron aprovechar los espacios que el rival dejaba por los costados y a las espaldas de los volantes, donde suele quedar expuesto casi siempre.
Tanto fue así que el volante y el delantero fueron los autores de los goles: el capitán hizo el 1 a 0 en la primera parte con un tremendo disparo de media distancia que se clavó en el ángulo, mientras que el delantero puso el 2 a 1 en el segundo tiempo tras un gran contragolpe. Antes, había descontado Rodrigo Gómez de tiro libre con la complicidad del Ruso Rodríguez, que tuvo una respuesta floja ante un remate que fue al medio del arco.
Ya sobre el final, Quilmes sufrió la expulsión de Buonanotte por una fuerte plancha sobre Papa y ese fue, virtualmente, el final del choque. Con la ventaja en el marcador ya establecida, Independiente siguió atacando y mantuvo la pelota lejos de su arco para consumir el tiempo y que se termine un partido en el que mostró una de sus mejores caras. Ahora, deberá volver al Libertadores de América e intentar repetir esta actuación para regalarle una victoria a su gente.
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