Lima, Perú.- Esta tarde, el juez federal Sergio Torres y su equipo recibieron una notificación de Interpol muy esperada: Alionzo «Ruti» Mariños, uno de los mayores capos narco de la historia reciente, fue detenido hoy por la Policía del Perú en Lima, según confirmaron fuentes judiciales, tras un pedido de captura internacional iniciado a comienzos de este año. La acusación en contra de Mariños es al menos severa: Torres lo busca para indagarlo por ser el presunto jefe de parte del tráfico de drogas en la Villa 31 bis, con una fuerte presencia en el Barrio Ferroviario, adjunto al Playón Este, y con un reguero reciente de armas de fuego y cadáveres.
Mariños, ex socio devenido en enemigo mortal de «Marcos» Estrada en el control narco de la Villa 1-11-14 del Bajo Flores, había coqueteado con entregarse meses atrás, con un plan para presentarse en la frontera argentina. Hasta había dado un reportaje en televisón en donde se presentó en Lima como un hombre redimido, en paz, hasta pobre, un zapatero remendón entre paredes sin revoque.
Mariños se había ganado su viaje de vuelta a Lima en julio del año gracias a un fallo del juez Axel López. Le correspondió la figura de «extrañamiento», concedida a extranjeros para ser expulsados a su país de origen al cumplir la mitad de su pena. Fueron casi nueve años de encierro para Mariños: la Justicia lo había condenado a 18 años como ideólogo de la Masacre del Señor de los Milagros, un ataque en el Bajo Flores que se llevó en 2005 la vida de cinco personas, incluído un bebé de pocos meses.
Fue un intento de revancha tras romper con «Marcos»: la matanza fue su jugada desesperada para recuperar la 1-11-14. En paralelo, con lugartenientes como su hermano, «Meteoro», asesinado en una venganza y su sobrino Richard Ramos Noa, alias «Choclito», «Ruti» aterrizó en la 31 bis, un desembarco que fue investigado por fiscales como Mónica Cuñarro y Carlos Rívolo.
Hoy, según fuentes policiales, «Ruti» perdió una gran parte de su poder en la villa de Retiro luego de intento de recuperar el territorio en un enfrentamiento con César Morán de la Cruz, alias «El Loco», peruano como él, preso en Devoto por homicidio y un capo rival. Los sucesivos allanamientos desgastaron su capacidad operativa.
