Buenos Aires.- El gobierno nacional profundiza la apuesta a la relación bilateral con Rusia con un viaje de la propia Cristina Kirchner. La invitación fue cursada por el presidente Vladimir Putin, en un gesto de retribución tras la visita que él hizo a la Argentina en julio de 2014.
Como parte de su viaje, que se desarrollará entre el 22 y el 23 de abril, la Presidente participará de un foro empresarial argentino-ruso, mantendrá reuniones con «los principales referentes económicos de ese país» y llevará «una misión comercial multisectorial para diversificar y promocionar el comercio bilateral», según informó la Cancillería argentina.
«El objeto de la visita es continuar profundizando las relaciones bilaterales en el marco de una asociación estratégica abarcativa de todas las esferas de cooperación argentino-rusas», señaló el Palacio de San Martín.
La visita de la Presidenta a su par ruso se dará en un momento de «fuertes lazos» entre Buenos Aires y Moscú. «Los mandatarios revisarán el estado de los acuerdos firmados en ocasión de la visita del presidente Putin así como se prevé la firma de nuevos acuerdos», sostuvo el comunicado de la Cancillería.
En tanto, el Kremlin también confirmó en las últimas horas el encuentro entre ambos mandatarios en la capital rusa.
«Las partes hablarán de la marcha de los acuerdos alcanzados durante la visita oficial de Putin a Buenos Aires en junio de 2014. Intercambiarán opiniones sobre el desarrollo de las relaciones comerciales y las inversiones», especificaron en un comunicado.
Además, la Presidenta y Putin tratarán los asuntos de la actualidad internacional y la cooperación entre los dos países, tanto en el marco bilateral como en distintas organizaciones y foros, como la ONU o el G20.
Según fuentes de ambas cancillerías, ambos mandatarios firmarán nuevos acuerdos en materoa de energía nuclear, comercio y cooperación técnico-militar, que podría incluir la compra por Buenos Aires de helicópteros rusos.
El tema central de la visita será la firma de un acuerdo para la construcción de una central nuclear en Argentina por parte de la empresa estatal rusa Rosatom.
Por otro lado, Rusia tiene un gran interés en importar mayores volúmenes de productos alimentarios argentinos, sobre todo lácteos y carnes, para cubrir el déficit originado por el embargo ruso a los alimentos perecederos procedentes de la Unión Europea y Estados Unidos.