El preservativo es la manera más efectiva de no contraer enfermedades de transmisión sexual y de prevenir el embarazo. Aunque tienen una alta efectividad -alrededor del 99%- no son perfectos: a veces ocurren accidentes. El más común es que se rompa en pedazos y se comprometa la seguridad en la relación sexual.
La gente de Lelo -una compañía de alta gama que diseña, de Europa para el mundo, lencería y otros accesorios para las relaciones sexuales- se propuso rediseñar el preservativo para acercarlo más a las necesidades del siglo 21 que a las de principios de siglo 20.
En apariencia, el preservativo no se diferencia demasiado de sus pares que se pueden comprar en una farmacia pero la diferencia está en los hexágonos casi imperceptibles que son parte del diseño y que le otorgan fortaleza al material para que sea más cómodo y seguro de usar.
Los desarrolladores probaron varios materiales, incluso el poliuretano que se usa en la industria de la construcción. Pero, por cuestiones regulatorias, se quedaron con el viejo latex. Al tener un diseño hexagonal, cuando ocurre una rotura se contiene en su propio hexágono y no se rompe en pedazos.