Dos jóvenes oriundos de Neuquén protagonizaron un domingo agitado en Centenario, tras cometer una serie de robos violentos, ser detenidos por la Policía y causar disturbios en la Comisaría Quinta. Uno de ellos, incluso, debió ser asistido por los efectivos tras atragantarse con un escombro que se tragó durante un intento de motín.
Todo comenzó alrededor de las 17:30, cuando un adolescente de 13 años fue abordado por dos personas en motocicleta en la esquina de Honduras y 9 de Julio. Uno de los agresores descendió del rodado, lo golpeó en el rostro y le robó el morral con un celular. Luego escaparon.
Minutos después, vecinos del Loteo Balcón del Valle retuvieron a uno de los presuntos asaltantes, de 26 años y domiciliado en Toma Norte de Neuquén. El otro se fugó en la moto, pero fue visto más tarde en el barrio Ruca Niyeu, donde lo identificaron gracias al alerta de un vecino en un grupo de WhatsApp. Lo encontraron arrastrando una moto con la cadena cortada y, al ser interceptado, se tornó violento y arrojó un celular similar al robado.
En paralelo, otro vecino denunció haber sido víctima de un asalto similar en la zona del boliche Templo, sobre la calle Padre Jacinto Stábile y la Ruta 7. También un joven se presentó en la comisaría denunciando que él y su pareja fueron amenazados con un arma y agredidos mientras circulaban en moto cerca de la Plaza del Bicentenario.
Durante el traslado de los detenidos al hospital Natalio Burd, el de 24 años intentó arrojarse del patrullero en plena Ruta 7, pero fue contenido. Ya en el nosocomio, comenzó a escupir a los efectivos y debió ser llevado a la Comisaría Quinta.
Dentro de la celda, los dos detenidos comenzaron a generar disturbios: uno se autolesionó y debió ser esposado, rompieron una pared y arrojaron escombros contra los agentes. También intentaron incitar al resto de los internos a iniciar un motín.
La situación alcanzó un momento crítico cuando uno de los jóvenes se tragó un trozo de mampostería y comenzó a asfixiarse. Los policías intervinieron rápidamente y lograron salvarle la vida mediante la maniobra de Heimlich. Ya recuperado, intentó escapar nuevamente por los pasillos internos, pero fue reducido por personal de la comisaría y refuerzos de la Unidad 52.
La intervención policial permitió evitar consecuencias mayores, pero el violento episodio dejó en evidencia el nivel de tensión y violencia que se vivió durante toda la jornada.