La Policía Bonaerense, en un operativo conjunto con la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional del Perú, detuvo este martes al sur de Lima a Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, señalado como el autor intelectual del triple femicidio narco ocurrido en Florencio Varela. El hombre tenía pedido de captura internacional y, según la investigación, planeaba expandir su red de narcotráfico hacia el Bajo Flores y el sur del conurbano bonaerense.
La captura se produjo en la ciudad de Pucusana, luego de una serie de seguimientos telefónicos. “Pequeño J” viajaba de manera ilegal desde Bolivia y se trasladaba escondido en un camión de pescado, en el sector trasero de la cabina. Su destino era la plaza Parque Lima, en el distrito de Los Olivos, donde iba a encontrarse con su mano derecha, Matías Agustín Ozorio, detenido poco antes en la misma zona.
Con esta detención, ya son nueve los apresados en el marco de la investigación por los asesinatos de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, cometidos el 19 de septiembre.
Cómo se dieron los crímenes
De acuerdo con la causa, las tres jóvenes subieron esa noche a una camioneta Chevrolet Tracker blanca en La Tablada. Creían que se dirigían a una fiesta en el barrio porteño de Flores, pero en realidad fueron trasladadas hacia el lugar donde serían torturadas, asesinadas y enterradas.
Una de las víctimas había compartido en redes sociales una foto desde el vehículo con una frase que decía: “Desastre van a hacer estos dos hoy”. Horas más tarde, según las pericias, comenzó el ataque. Parte de lo sucedido fue transmitido en vivo a través de redes sociales, lo que, según los investigadores, formaba parte del plan de “Pequeño J” para enviar un mensaje mafioso y amplificar el impacto.
La red criminal y el trasfondo narco
Las primeras detenciones en el caso incluyeron a Magalí Celeste González Guerrero (28), Andrés Maximiliano Parra (18), Iara Daniela Ibarra (19) y Miguel Ángel Villanueva Silva (27), trasladados al penal de Melchor Romero. Luego fueron capturados Víctor Sotacuro Lázaro, en la ciudad boliviana de Villazón, y Ariel Giménez, acusado de haber cavado la fosa donde se enterraron los cuerpos. También quedó involucrada Florencia Ibáñez, sobrina de Sotacuro, que estuvo con él la noche del crimen.
El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, calificó a Valverde Victoriano como “un sádico, cruel y con ambiciones de expandirse en el negocio del tusi”. Según explicó, reclutaba adolescentes con una estética vinculada al reggaetón y el hip hop, y se movía siempre acompañado por un grupo de hombres armados que lo protegían.
Finalmente, en Perú, donde buscaba consolidar vínculos para su organización, se selló su caída.