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Finalmente la trilogía de Superclásicos llegó a su fin, el fin menos esperado por todos. En ninguna cabeza cabía este desenlace. El choque más importante entre Boca y River de los últimos 10 años se definió en las oficinas de la CONMEBOL.

La Confederación Sudamericana de Fútbol determinó que el Xeneize quede descalificado de la Copa Libertadores de América por lo ocurrido el jueves por la noche. Una sanción que ya se sabía desde el viernes a la mañana, cuando cuatro jugadores de River recibieron 72 hs de reposo por el diagnostico de queratitis química.

Tanto hemos visto y se ha hablado en estos últimos días que me hace pensar que Boca no perdió sino perdieron todos los que integran el mundo del fútbol. Ya desde el momento que River sufre el ataque de hinchas Xeneizes, los jugadores locales fueron los primeros en ser derrotados. La falta de solidaridad con sus colegas fue sorprendente. El gesto de formar filas cuando la voz del estadio daba por terminado el partido fue una actitud que asombra y todavía no existe explicación al respecto.

La salida de River de la cancha mostró al segundo perdedor de la noche. La imagen de Rodolfo Arruabarrena se vio cuesta abajo, cuando sus jugadores no acataron sus órdenes. El liderazgo del Vasco se expuso y su plantel no lo acompañó en la salida del conjunto millonario del campo de juego.

Algunos dirigentes de Boca y parte de la prensa partidaria sostuvo días posteriores que los médicos de River llevaron a los jugadores lastimados al hospital Ramos Mejía de la Capital Federal, cuando el lugar correcto era otro y que los certificados estaban mal hechos por las 72 horas que se les dio de reposo. Una falta total de sentido común y una malicia pocas veces escuchada.

El hincha genuino y amante de este deporte, también se vio derrotado. Le robaron 45 minutos del partido más lindo del mundo. Este derby que recorre el universo deportivo se vio manchado por delincuentes que no conocen de la pasión, sino viven el fútbol desde el lado de la violencia.

Y por último, Argentina volvió a perder. Un país que tan bien representado esta por algunos y tan mal por otros, cayó en lo más profundo de una crisis que sigue sin solución y de la cual es cada vez más difícil salir. Quedará en cada uno de nosotros que esto cambie. El amor por los colores ya no es lo que era o mejor dicho, ya no se representa como antes. Seamos responsables y conscientes que el fútbol depende de todos nosotros.